Dentro de la seguridad de cuatro paredes, los pequeños son criados en una guardería por robots. Aunque la vida pueda parecer aburrida a primera vista, los niños están llenos de potencial y curiosidad. En muchos sentidos, es como un pedazo de cielo. El mundo exterior es un infierno.
Carece casi por completo de cualquier cosa mecánica y está habitado por extraños pero poderosos seres sobrenaturales. Maru, con la ayuda de Kiruko, está cruzando lo que solía ser Tokio hacia el cielo. Pero después de buscarlo durante tanto tiempo, quizá el cielo sea más un sueño insostenible que una realidad potencial.
